¡Continúa el legado del comandante Chávez en la lucha internacional en defensa de Venezuela y por un mundo mejor!

El liderazgo y la visión del Comandante Chávez, junto con Cuba, en la construcción de la unidad antiimperialista latinoamericana es una de las principales razones por las que el gobierno democráticamente electo del presidente Maduro y el proceso revolucionario bolivariano son ahora la mayor amenaza a la hegemonía de los Estados Unidos, después de Cuba, en el Hemisferio Occidental

El 5 de marzo de 2023 se cumplen 10 años de la siembra del Comandante Hugo Chávez. El Comandante Chávez fue un gigante en la lucha mundial de la clase obrera; en la lucha anticapitalista y antiimperialista. El fue un férreo defensor de la soberanía y autodeterminación de los pueblos oprimidos, y un líder y luchador internacionalista. Su legado sigue vivo no solo como una inspiración para la justicia social y los luchadores anticapitalistas, sino como un llamado continuo a la unidad en acción del movimiento internacional contra el imperialismo y por la liberación de todos los pueblos oprimidos.

En 1994, Hugo Chávez, un joven líder revolucionario, visitó Cuba por primera vez. Mientras hablaba en la Universidad de La Habana, expresó claramente su intención no solo de traer un cambio fundamental a los humildes, oprimidos y obreros de Venezuela, sino que también declaró que el movimiento revolucionario que encabezó estamos “empeñados en levantar una bandera ideológica pertinente y propicia a nuestra tierra venezolana, a nuestra tierra latinoamericana: la bandera bolivariana”.

10 años después, el presidente Chávez, elegido por el pueblo de Venezuela en 1998, y el presidente cubano Fidel Castro anunciaron la fundación de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA). Le siguieron la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), junto con decenas de otros proyectos y acuerdos destinados a fortalecer la unidad latinoamericana en la lucha por acabar con la hegemonía imperialista estadounidense en el continente. Desde entonces, Cuba y Venezuela siguen marcando el camino para mostrar a los pueblos de América Latina y el mundo que existe una alternativa a permanecer bajo el dominio y la presión de los Estados Unidos.

El liderazgo y la visión del Comandante Chávez, junto con Cuba, en la construcción de la unidad antiimperialista latinoamericana es una de las principales razones por las que el gobierno democráticamente electo del presidente Maduro y el proceso revolucionario bolivariano son ahora la mayor amenaza a la hegemonía de los Estados Unidos, después de Cuba, en el Hemisferio Occidental.

El gobierno de los Estados Unidos entiende esto muy bien. Y a cambio, han impuesto un bloqueo brutal e inhumano al pueblo de Venezuela. El imperialismo estadounidense está intentando derrocar el proceso revolucionario bolivariano y revertir los tremendos logros obtenidos por el pueblo humilde, obrero y oprimido en Venezuela. Están tratando de revertir todo aquello por lo que luchó Chávez y destruir su espíritu, que vive en el pueblo de Venezuela que lucha todos los días contra los continuos ataques de Estados Unidos.

A 10 años de la siembra del Comandante Chávez, debemos ver con claridad que la continuidad del proceso revolucionario bolivariano es fundamental para lograr la derrota del imperialismo en América Latina. Defender la soberanía y la autodeterminación de Venezuela es nuestra tarea fundamental. Al estar codo con codo con el pueblo de Venezuela y el gobierno del presidente Maduro, debemos aumentar nuestros esfuerzos unidos para poner fin al bloqueo y terminar la guerra de los Estados Unidos contra Venezuela.

En palabras del Comandante Hugo Chávez: “Que ladren los perros del imperio. Ese es su papel: ladrar. El papel nuestro es batallar para consolidar este siglo, ahora sí, la verdadera liberación de nuestros pueblos.”

Viva Chávez! Viva Venezuela!

US/Canada Manos Fuera de Venezuela!

Publicado originalmente en el periódico Fire This Time, volumen 17, número 2/3. https://issuu.com/firethistime/docs/fttv17i2-3_

Alison Bodine es activista por la justicia social, autora e investigadora en Vancouver, Canadá, en el Consejo Editorial del periódico Fire This Time y coordinadora de la Campaña de Solidaridad con Venezuela del Movimiento Fire This Time por la Justicia Social. Es autora de Revolución y Contrarrevolución en Venezuela (Prensa Battle of Ideas, 2018).

Caracas, un 5 de marzo de 2013, a las 4:25 de la tarde…

Ese día, nosotros recordaremos «el espíritu del carnicero»… este espíritu rebelde, independiente, irreverente. Esta identidad política colectiva, que en Venezuela también llaman… el espíritu de Chávez.

Caracas, el 5 de marzo de 2013, hacia las 3:30 de la tarde, mi compañera y yo habíamos ido al Parque del Este, la mayor zona verde de la ciudad, situado como su nombre lo indica, en el este de la capital venezolana, en pleno corazón de un islote territorial donde se concentran las clases más adineradas del país. Habíamos ido a caminar y descansar un poco, ya que las últimas semanas habían sido especialmente penosas para nosotros y para la mayoría de los venezolanos.

El cáncer del Presidente Hugo Chávez tenía el país en vilo, y todo el mundo estaba pendiente de los esporádicos anuncios de Ernesto Villegas, el entonces ministro de Comunicación, que informaba a los ciudadanos del estado de salud del Comandante. Estos anuncios nacionales, eran retransmitidos en directo por todas las cadenas del país y daban lugar a intensas reacciones y rumores que nos ponían bajo presión.

Una vez terminado el paseo, a la 4:15 nos adentramos en el hipermercado que esta frente a la entrada principal del parque para hacer algunas compras. Debido a su posición geográfica, este templo del consumo parece haber sido hermético a los cambios sociales iniciados por Hugo Chávez. Este supermercado es incluso un símbolo de la historia colonial de Venezuela. Aquélla que, combinada a los años de neoliberalismo feroz de los años 90, condujo al advenimiento de la Revolución Bolivariana.

Las cajeras, los empacadores de las compras de los clientes, los empleados de los estantes, de la quesería, de la cafetería o de la carnicería son todos de las clases populares, tienen la piel obscura como «su» presidente Chávez. Los clientes, en su gran mayoría, son blancos y ricos, y no dejan de hacer de su opulencia un acto de proselitismo. La meritocracia, tan alabada por estos mismos clientes, se detuvo en las puertas del supermercado, aunque se encuentra justo a 10 minutos de uno de los más grandes barrios de América Latina.

Son las 4:29, y llegamos al mostrador de la carnicería. Detrás del empleado que se ocupa a cortarnos las chuletas, tres teles están conectadas a una cadena privada que difunde un programa de variedades. Son las 4:40 cuando la emisión se interrumpe abruptamente para dejar espacio al genérico de las cadenas nacionales. Todos los clientes del supermercado acudan entonces en masa al mostrador de la carnicería para saber lo que se va a decir.

No hay necesidad de esperar mucho tiempo. La primera imagen basta. No es Ernesto Villegas que está delante del micro. Es el vicepresidente y sucesor declarado, Nicolas Maduro, vestido con guayabera blanca y rodeado de las altas instancias políticas y militares de la Revolución. Incluso antes de que comience a hablar, su rostro traiciona la trágica noticia. Luego, con una voz enronquecida por una emoción que no llega a contener, Nicolas Maduro anuncia lo que la mayoría de los chavistas, la mayoría de nosotros, se negaba a imaginar: «Recibimos la información más dura y trágica que podamos transmitir a nuestro pueblo. A las 4:25 de la tarde de hoy 5 de marzo ha fallecido el comandante presidente Hugo Chávez Frías…»

Delante de la pantalla, es un mundo que se derrumba. Mi compañera y yo estamos físicamente petrificados, en estado de choque, incapaces de decir nada. Y fue él quien nos sacó de nuestro letargo.

Él, era el carnicero. Un joven tipo, de 25 años, de la generación que creció con Chávez pero que también conoció cómo era antes el país. El tinte oscuro de su piel nos indica su condición popular y su identidad política. Detrás del mostrador de la carne, grita a los clientes acumulados delante de las pantallas de televisión: «Ustedes, los burgueses, si creen que la Revolución va a detenerse porque el Comandante murió, se quedarán esperando por mucho tiempo, no joda ¡Viva Chávez!».

Su grito salido del alma tuvo el mérito de hacernos despertar de nuestro letargo. Olvidémonos de las compras. Tenemos que llegar lo antes posible a casa, en el oeste salvaje de la capital, tenemos que estar con los nuestros. En los barrios populares, al anuncio de Nicolas Maduro respondió un clamor espontáneo, como los que normalmente acompañan un gol de la Vinotinto, el equipo nacional de fútbol o un homerun en un clásico de béisbol Magallanes-Leones. Pero esta vez era un grito de tristeza que salió al unísono de las ventanas de los ranchos, las viviendas de los barrios populares.

Con gran dificultad, logramos encontrar un taxi en esta zona donde normalmente pululan. Ni un ruido en el coche. El chofer, mirando nuestros rostros y nuestros ojos empañados de lágrimas, nos dice: «Soy chileno. Vine a Venezuela para huir de la dictadura de Pinochet. Sé lo que sienten. Ustedes acaban de perder su Allende…».

Nos deja en la Plaza Bolívar donde afluyen miles de «nosotros», llegando ahí para colectivizar la tristeza y el desconcierto, demasiado pesados para cargar individualmente. Esa noche fue muy larga…

Siempre me pregunté en que se habría convertido el carnicero después del 5 de marzo de 2013. Escupir su identidad de clase sobre el rostro de los clientes de la otra clase, la que según Warren Buffet, está ganando la lucha, fue a pesar de todo un sagrado acto de valentía política. Me imagino que esto ciertamente provocó su despido. Intenté incluso durante un tiempo encontrarlo, para que fuera él quien contara esta anécdota en mi lugar. En vano.

Hoy, varios años después, sé dónde se encuentra. O más bien sé que «el espíritu del carnicero», el de este muchacho rebelde es la marca de una identidad política colectiva que se construyó tanto en la práctica revolucionaria cotidiana como en la oposición a esta élite que pretende retomar el control del país.

A pesar de los intentos de golpe de Estado institucional y de «revoluciones» de color, a pesar de las ofensivas diplomáticas de los USA y de sus lacayos del Grupo de Lima o de la Unión Europea, a pesar de las operaciones psicológicas para socavar la moral de los chavistas, a pesar de la guerra no convencional y las incursiones de paramilitares extranjeros, a pesar del bloqueo criminal, de la especulación contra el Bolívar, del contrabando de productos de primera necesidad – síntomas de una guerra económica que se asume como tal –, a pesar del cielo que la contrarrevolución intenta hacer caer sobre la cabeza de los venezolanos, “el espíritu del carnicero” corre aún por las calles de Venezuela. Y el chavismo sigue siendo insumiso a la voluntad de esta élite que, para reconquistar sus privilegios políticos, no duda ya en destruir todo el país.

Allí donde muchos habrían tirado la toalla ante tanta adversidad, los venezolanos siguen resistiendo. Siguen exigiendo el respeto de su soberanía y afirmando su voluntad de solucionar sus problemas internos como les parezca, con los dirigentes que eligieron libremente.

Hoy, este pueblo rebelde necesita toda la solidaridad de aquellos que defienden una alternativa al desastre neoliberal. En la trinchera del frente, están bastante bien organizados. Cualquiera que fuera su etiqueta política del momento, todos están en sintonía para denigrar a la Revolución Bolivariana, diabolizar al Presidente Maduro, replicar las mentiras mediáticas, y hacer pasar a las víctimas por verdugos. Si ellos lo hacen tan bien, entonces nosotros también podemos y debemos hacer oír nuestra voz.

Debemos apoyar la lucha actual de los venezolanos ya que es también la nuestra. O más bien, ella prefigura lo que tendremos que afrontar cuando un gobierno progresista, en ruptura con el dogma neoliberal, gobernará nuestros países. Ese día, nosotros recordaremos «el espíritu del carnicero»… este espíritu rebelde, independiente, irreverente. Esta identidad política colectiva, que en Venezuela también llaman… el espíritu de Chávez.

Romain Migus (2018)

Traducido del francés por Maria Piedad Ossaba, por La Pluma y Tlaxcala

Hugo Chávez y la patria como legado

Los poderes imperiales no perdonarán nunca al montuno. Hoy sostienen una guerra contra Venezuela en su empeño por liquidar el legado de aquel irreverente plebeyo

Hugo Rafael Chávez Frías ganó las elecciones presidenciales de 1998 en Venezuela. Su triunfo despertó angustias: un militar rebelde, expulsado de la institución por sublevarse; pobre, llanero con sangre indígena y negra llegaba al gobierno de esa importante nación petrolera. La zozobra se aplacó pronto. La poderosa configuración del Estado venezolano, que había sobrevivido a la rebelión popular antineoliberal de 1989 y había aplacado dos conatos de golpe de Estado en 1992, seguramente lo pondría en orden. Pero Chávez les salió montuno.

Nacido en Barinas en 1954, su sueño de ser pelotero lo llevó a la Academia Militar en los tiempos de una reforma castrense nacionalista. En el ejército vivió las contradicciones más profundas de su país. Allí nació su voluntad de poder. Prefiguró diversos caminos para conquistarlo. Pensó en alistarse a la guerrilla. Luego, el 4 de febrero de 1992, intentó una insurrección militar. Fracasó y fue encarcelado. Su derrota, sin embargo, despertó en el pueblo el sueño de que las cosas podían cambiar. La protesta social ayudó a que saliera de prisión. Volvió a pensar en la lucha armada como la vía más eficaz de acceso al poder. Pero analizó que el costo humano sería altísimo. Con el elemento militar siempre presente, redefinió su estrategia: construyó un movimiento social-electoral para ganar la presidencia. Recuperó la tradición patriótica y rebelde en un programa político que puso en el centro la convocatoria a una asamblea constituyente para la refundación de Venezuela. Su apuesta en la vía constituyente pretendía expropiar procesalmente el poder de los poderosos para dárselo al pueblo. La nueva Constitución fue aprobada el 15 de diciembre de 1999. Fue apenas el comienzo de la autodenominada revolución bolivariana.

Chávez rompió las reglas del juego político y se conectó con las formas rebeldes de hacer política popular en la calle. Consciente de que la crisis política se agudizaba con los cambios de su gobierno, asumió profundizar la polarización social para fortalecer el polo de los dominados, explotados y oprimidos. Dio vida a una nueva noción de patria que tuvo como marca de nacimiento, en abril de 2002, el haber derrotado un golpe de Estado, orquestado por la oligarquía y Estados Unidos, en menos de 72 horas.

El pensamiento de Simón Bolívar, junto al de Ezequiel Zamora y Simón Rodríguez, fue el basamento del cambio cultural dirigido desde el poder del Estado. Con base en fibras hasta entonces invisibles, hizo florecer las potencias creadoras de un pueblo subestimado por la contracara del derroche propio de la dinámica rentista petrolera. Junto con el bolivarianismo, el cristianismo popular nutrió el proyecto. Con la agudización de la lucha de clases y el choque con el imperialismo, la revolución se planteó transitar su propio camino al socialismo del siglo XXI.

Chávez concibió que las reformas y la revolución no eran necesariamente antagónicas. Se empeñó en usar la concentración de poder del Estado para desbaratarlo y construir organización popular autónoma. Bajo esa lógica creó los Círculos Bolivarianos y las Misiones Sociales. Luego apostó a la creación de cooperativas. También creó las Milicias Bolivarianas. En sus últimos años abundó en la radicalidad con su propuesta de organización comunal expuesta en su discurso Golpe de Timón.

Chávez alteró la geopolítica mundial. A través de PetroCaribe planteó romper con el dominio de Estados Unidos sobre la zona. Fue artífice de la derrota del Área de Libre Comercio de las Américas en 2005. Con Cuba, impulsó una nueva forma de relación entre países a través de la Alternativa Bolivariana para las Américas y favoreció el surgimiento de gobiernos progresistas en la región. Reactivó la Organización de Países Exportadores de Petróleo. Rompió con la unipolaridad de la Unión Europea-Estados Unidos a través de acuerdos con China, Rusia, Irán, entre otros, para multicentrar la política. Rechazó y condenó la guerra en Medio Oriente. Se solidarizó con todas las luchas de los países oprimidos.

Condenado y tergiversado a escala mundial por haberse aferrado a repartir el poder entre los más humildes, Chávez murió el cinco de marzo de 2013 atacado por un feroz cáncer. Su última alocución pública, el 8 de diciembre de 2012, se convirtió en una especie de testamento político. En ella mandató a los actores claves de la revolución a que cuidaran la patria “Porque somos revolucionarios, somos socialistas, somos humanos […] pero en esencia patriotas”. Los poderes imperiales no perdonarán nunca al montuno. Hoy sostienen una guerra contra Venezuela en su empeño por liquidar el legado de aquel irreverente plebeyo. Sin embargo, él sigue andado por esas tierras en un proyecto que sostienen millones de patriotas.

Magdiel Sánchez Quiroz, Filósofo

Texto publicado en La Jornada (México)

Carta de la Comisión Nacional de Organizaciones Sociales del Uruguay, a diez años de la siembra del Comandante Chávez

Está y estará en la vida de cada hombre nuevo, de cada trabajador de cada estudiante, de cada mujer en lucha por sus conquistas

Compañeros del INSTITUTO SIMÓN BOLIVAR.

Compañeros Revolucionarios Bolivarianos, son consecuentes en la búsqueda de la Reflexión, la Unidad y la Acción Revolucionaria cuando convocan a recordar la Siembra que seguramente mucho después que el transcurso de nuestras vidas será un hito de la Humanidad .

Desde Montevideo ,CO.N.O.S.UR (Comisión Nacional de Organizaciones Sociales del Uruguay) quiere sumarse expresamente al acontecimiento. Con las palabras y con los hechos.

Hugo Chávez Frías demostró el verdadero internacionalismo, la solidaridad con los gobiernos hermanos y los pueblos sometidos. En el momento que se derrumbaba el campo socialista, Chávez no se quedó en lamentos. Trabajó con su pueblo, con su ejército, con los países hermanos, devolviéndonos en la teoría y, sobretodo en la práctica, la confianza en el triunfo y una manera clara, sin ambigüedades, de encarar la lucha contra el imperialismo y las oligarquías a su servicio, que comprendieron que ese hombre no tenia precio. Que ese hombre era valiente y llegaba al cerebro y el corazón del pueblo venezolano, y que juntos transitaban hacia la victoria. Siempre consecuente, sencillo, fraterno y muy sabio , dio los pasos necesarios para que vuestro país, y todos los países del continente y del TercerMundo confiemos «Que otro Mundo es posible».

Desde nuestro país nosotros siempre seguimos con ustedes. Por supuesto también en cada reunión, asamblea, o el enorme orgullo de estar a vuestro lado en febrero de 2019, el día que el imperio y sus cipayos intentaron invadirlos. Como en todos estos 10 años, firmes, continuando la obra de Chávez. Con dificultades, con bloqueo, con robos, en todos los intentos fracasaron. Se les demostró que Chavez no estaba solo en el Cuartel de la Montaña. Está y estará en la vida de cada hombre nuevo, de cada trabajador de cada estudiante, de cada mujer en lucha por sus conquistas. Estará respaldando a vuestro dignísimo gobierno. HASTA LA VICTORIA. VIVA CHAVEZ.

Por CO.N.O.S.UR: Julio Faravelli( presidente)

La vision du Président Hugo Chávez pour le Mali

Pour Chávez, la pénurie de pétrole est un frein au développement du Mali. Son approvisionnement passe par des sociétés intermédiaires qui polluent les marchés africains du pétrole. Selon lui, cette façon de faire relève du capitalisme, un système pervers que son pays n’accepte pas. Il a donc décidé de traiter directement avec le Mali

Chávez, symbole du socialisme latino-américain, militaire formé politiquement et idéologiquement, militant révolutionnaire, internationaliste, anti-impérialiste, défenseur intrépide des classes opprimées, anti-Yankee, combattant pour la libération politique et le développement économique des pays du Sud, a eu un parcours héroïque qui doit aujourd’hui servir de leçon à toutes les forces progressistes dans la lutte contre l’impérialisme.

Chávez est né à Sabaneta, Venezuela, le 28 juillet 1954, décédé le 5 mars 2013.

Chávez était un leader charismatique et un excellent orateur. Il a réussi à rassembler les forces progressistes du Venezuela dans un cadre structuré et organisé (Mouvement de la Ve République en 1997 et par la suite, c’est-à-dire 10 ans plus tard, a su se transformer en un Parti dénommé Parti Socialiste Unifié du Venezuela).

Élu président de la République socialiste bolivarienne du Venezuela en 1999, Chávez a mis en place un modèle de développement basé sur le socialisme scientifique adapté aux réalités du moment, ainsi, on a parlé de « socialisme du 21e siècle ». Hugo Chávez a considérablement réduit les inégalités sociales dans son pays.

Chávez a été le principal artisan de la révolution bolivarienne qui a redonné au Venezuela sa place dans le monde. À la suite de cette révolution, l’Union bolivarienne des peuples d’Amérique est née, une organisation travaillant pour l’Union des États américain et caribéen. Par ailleurs, Chávez a également renforcé la coopération entre les pays du Sud, notamment (Amérique latine, Caraïbes et Afrique).

À travers le projet de création de l’Institut stratégique pour l’Afrique et sa diaspora (Centre des Savoirs Africains), Chávez s’est engagé dans le développement et dans la diffusion des échanges culturels afin de promouvoir des relations de solidarité avec les pays africains et leur diaspora.

La vision du commandant Hugo Chavez pour le Mali

Sous la direction de Chávez, la coopération entre le Mali et le Venezuela en septembre 2003 promettait un avenir meilleur. Il repose essentiellement sur la solidarité et l’entraide pour favoriser le développement économique.

Il a été convenu entre le Mali et le Venezuela de supprimer des visas pour les titulaires de passeports diplomatiques ou de service et d’ouvrir une liaison aérienne directe entre les deux pays. Pour soutenir les projets de coopération discutés, la Banque de développement économique et social du Venezuela devrait ouvrir un bureau à Bamako.

En réponse aux effets néfastes de la mondialisation sur l’économie du Sud, Chavez a envisagé la création d’une commission du pétrole (PETROSUR), d’une compagnie de télévision du Sud (TELESUR), d’une banque du Sud et d’une université du Sud.

Il a construit des logements sociaux à Tabacoro, au Mali, avec un groupe scolaire bien équipé et un complexe sportif. Et la cité porte le nom de Simone Bolivar à la demande expresse de Chavez.

Pour Chávez, la pénurie de pétrole est un frein au développement du Mali. Son approvisionnement passe par des sociétés intermédiaires qui polluent les marchés africains du pétrole. Selon lui, cette façon de faire relève du capitalisme, un système pervers que son pays n’accepte pas. Il a donc décidé de traiter directement avec le Mali. Pour faire le pari gagnant, il a proposé la création d’une compagnie pétrolière publique au Mali.

En août 2006, Hugo Chávez a déclaré à Bamako : «Je donnerai au Mali 100 millions de dollars de produits pétroliers par an et je ne veux pas de paiement en argent. Je ne veux même pas que vous disiez merci«, il poursuit «Mais j’ai besoin de vos produits minéraux comme la bauxite, l’or et les engrais, et le reste aidera votre combat contre la pauvreté«. Il a annoncé la disponibilité de 500 000 dollars et a promis un fond supplémentaire de 10 millions de dollars. Il a promis d’acheter le coton malien sans intermédiaire et a proposé de créer une société pour vendre ce produit.

Le président Hugo Chávez a annoncé qu’une équipe de prospection pétrolière vénézuélienne doit arriver au Mali : «Nous allons venir faire la prospection au Mali pour que le pétrole malien devienne l’instrument de développement du Mali» 

Que reste-t-il de cette vision du président Chavez pour le Mali ?

Respect au président Chávez.


Ibrahima KÉBÉ Tamaguidé, Association politique Faso Kanu Membre du FRAA

i.kebe@ymail.com   

Hugo Chávez e a revolução espiritual

Com o presidente Chávez, aprendi que a única motivação possível para qualquer engajamento político é o Amor Social e este só se explica pela adesão a um projeto maior que, nós cristãos, acreditamos ser o reinado divino sobre nós e sobre o mundo.

Há dez anos, no dia 5 de março de 2013, o mundo se despedia de Hugo Chávez Frias, presidente da Venezuela. As agências internacionais de notícia sempre retrataram Chávez como populista de esquerda e ditador comunista. Não podia ser de outra forma, já que Chávez foi o líder político latino-americano que mais enfrentou diretamente o imperialismo dos Estados Unidos e nunca se dobrou diante das grandes potências.

Chávez incorporou na sua vida a proposta de Simon Bolívar, o venezuelano que, no início do século XIX, renunciou às suas riquezas, libertou os escravos e, à frente de um exército de negros, índios e pobres, liderou as lutas de libertação de vários países da América do Sul.

Sob a liderança de Hugo Chávez, o povo venezuelano aprovou a nova Constituição do país e atualizou o Bolivarianismo, com três objetivos:

  • Integrar os países da América do Sul, em uma aliança que possibilite a Nuestra América ser uma só pátria grande.
  • Libertar o continente dos Imperialismos.
  • Caminhar para uma economia de inspiração social mais indígena ou latino americano.

Como era de se esperar, a guerra midiática que o império lançou contra a Venezuela provocou tentativas de golpes de Estado e todo tipo de calúnias e acusações. Assim mesmo, em poucos anos, Chávez conseguiu eliminar a fome no país e acabou com o analfabetismo. Realizou uma reforma fundiária que limita o tamanho máximo possível das propriedades rurais. Realizou programas de educação, saúde popular e habitação que, em poucos anos, mudaram o país. Em março de 2013, depois de resistir durante dois anos a um câncer, Chávez não resistiu. Durante sete dias, milhões de venezuelanos desfilaram diante do seu corpo. Sete países da América Latina decretaram luto oficial.

Depois do falecimento de Chávez, o Imperialismo intensificou a guerra contra a Venezuela. Apropriou-se dos dólares que o governo venezuelano mantinha em bancos internacionais. Intensificou um bloqueio econômico que impede o comércio externo e busca estrangular a economia. Usa a própria elite do país e comerciantes contra o governo. Como sempre, é a população mais pobre que mais sofre. Mesmo pessoas que têm críticas ao atual governo, dizem sua admiração pelo presidente Chávez.

No VI Fórum Social Mundial, em janeiro de 2006, em Caracas, fui escolhido pelos movimentos sociais para coordenar o momento inicial de um encontro com o presidente Chávez. Devia apresentá-lo ao público de mais de 20 mil pessoas presentes no estádio Poliedro. Esperava no corredor a minha vez de entrar no palco, quando se aproxima um jovem soldado venezuelano que me saúda e pergunta: – Você é o padre que veio abençoar a nossa revolução? Sem hesitar, respondi:

– Se a nossa revolução for verdadeira revolução, ela já é sagrada em si mesma. Não precisa ser abençoada. Ela é que nos abençoa.

Acrescentei: – A verdadeira revolução coloca em igualdade de direitos e condições a homens e mulheres, supera as desigualdades sociais e econômicas e ajuda cada pessoa a se transformar interiormente.

O jovem de 18 ou 19 anos, negro e com cara de pobre respondeu sem hesitar: – Isso é o que o presidente Chávez vive e nos ensina a fazer.

Poucos minutos depois, foi contando essa minha conversa com o soldado que apresentei o presidente Chávez a militantes de movimentos sociais de todo o mundo. Logo depois, naquela mesma ocasião, ele me sugeriu que escrevesse um livro sobre como viver uma Espiritualidade ecumênica, de orientação libertadora para animar as pessoas e comunidades no novo caminho bolivariano. A partir dali, ficamos amigos e conversamos diversas vezes sobre este assunto. Com o presidente Chávez, aprendi que a única motivação possível para qualquer engajamento político é o Amor Social e este só se explica pela adesão a um projeto maior que, nós cristãos, acreditamos ser o reinado divino sobre nós e sobre o mundo.

Marcelo Barros, teólogo brasileño

Y una descarga eléctrica recorrió mis entrañas

Chávez fue, hasta su partida, un referente indispensable para millones de nosotros. Lo sigue siendo

Yo fui uno de aquellos preadolescentes que salió de la infancia para entrar en un mundo unipolar y asfixiante que invitaba más a la depresión que a la vida. Viniendo de una familia comunista me encontré de pronto con un horizonte sin esperanzas ni referencias claras de hacia dónde seguir. Recuerdo que en medio de aquella confusión yo hice de la pared de mi cuarto una especie de mural íntimo de la resistencia, al cual me aferré por años. En él pegaba recortes de periódicos con las noticias de los acontecimientos que sacudieron a Venezuela, allá por el año 1992, y a México, a inicios del año 94. Por aquel mural pasaron decenas de noticias latinoamericanas que fueron como bocanadas de esperanza para aquel niño que yo empezaba a dejar atrás. Sencillamente no podía resignarme a que el futuro se terminara sin tan siquiera haber comenzado para mí. A Chávez lo conocí en aquellos recortes de periódico.

Su visita a Cuba, en el año 1994, resuena en mis recuerdos sin que logre precisar exactamente por medio de quién o cómo llegaron hasta mí las palabras que pronunció en el aula magna de la Universidad de la Habana, al lado de Fidel. Pasó el tiempo y allá por el año 1999, sin que mis jefes se dieran cuenta, yo revisaba en internet los discursos de Chávez y daba seguimiento a las noticias que llegaban desde Caracas. Para ese entonces sus ideas me habían cautivado y estaba convencido de que señalaban un horizonte posible. Fidel y Chávez. Bolívar y Martí. La constituyente, su apasionada opción por los pobres, pero sobre todo la creciente hostilidad de las élites del mundo, me habían terminado de convencer. Me encantaba su manera directa de confrontarles y que no se andaba con medias tintas. Era un gigante que aparecía en el momento en que más necesitábamos a alguien de su estatura.

Tuve el privilegio de conocerlo en el año 2004, durante un evento de solidaridad llamado “Florentino Sin Fronteras, Venezuela no está sola”, poco antes del primer referéndum revolcatorio en la historia de América Latina. De esa visita guardo un recuerdo muy especial: el Teatro Teresa Carreño estaba lleno, delegaciones de todos los rincones del mundo coreaban consignas y agitaban todo tipo de banderas, sonrisas y consignas. Había mucha gente humilde, de esa que le calienta a uno el corazón. Cuando llegó el momento, aquel Chávez cercano se abrió paso hasta la tribuna y comenzó su discurso. Yo conseguí sentarme cerca de la primera fila y con mi cámara de video empecé a grabarlo. Ya entrado en su intervención Chávez preguntó a la audiencia, ¿qué sucedería si los Estados Unidos se atrevieran a detener por la fuerza el proceso revolucionario en Venezuela? Hizo una breve pausa, durante la cual me miró en silencio. Nunca olvidaré su mirada en aquel breve instante de reflexión. “¡Se levantarían los pueblos de América Latina!”, rugió Chávez. Y la audiencia entera se hizo una con aquellas palabras, y una descarga eléctrica recorrió mis entrañas.

Chávez fue, hasta su partida, un referente indispensable para millones de nosotros. Lo sigue siendo. Sacó a Bolívar y a los libertadores de la tumba de olvido en que las oligarquías los tenían sepultados. Plantó cara al imperio, sin pelos en la lengua. Revolución y socialismo dejaron de ser palabras viejas gracias a él. Se jugó el pellejo por nuestros pueblos. En lo personal le agradezco el haberme señalado un sendero por el que transitan hoy mis sueños y esperanzas de futuro. Escribo estas líneas desde una Costa Rica que no atraviesa su mejor momento. Sirva ese sencillo dato para comprender que Hugo Chávez marcó, con sus ideas de integración y su ejemplo de rebeldía e irreverencia, de dignidad alegre y de coraje, a millones de personas que cada día luchamos con la convicción de que la vía del socialismo, la revolución, el anti imperialismo y la búsqueda de nuestra segunda independencia, señaladas por Chávez, son la ruta a seguir.

Allan Barboza-Leitón / Fotógrafo documental y comunicador social costarricense.

El amigo que trancó la Contrarrevolución en América Latina

A diez años de la desaparición física del comandante Chávez, estamos agradecidos eternamente con él, por su ejemplo inclaudicable, su palabra inconfundible y su inmensa solidaridad

Los 90s era un período de desacumulación profunda para los pueblos latinoamericanos. A la sombra de la desarticulación de la Unión Soviética y planteada “el fin de las ideologías” como el momento cumbre de la hegemonía estadounidense neoliberal, los modelos culturales, sociales, político-económicos y por supuesto los capitales del imperio cabalgaban por el continente, desde México hasta Argentina.

Centroamérica se despertó un febrero de 1990 con el secuestro de la revolución sandinista, ganado electoralmente por las fuerzas proimperialistas después de diez años de guerra sucia financiada y dirigida por los EEUU.

La sangrienta invasión en Panamá en 1989 marcó un cambio en la retórica detrás de la agresión militar yanquí; por primera vez, el narcotráfico pintó como justificación para la presencia militar de EEUU en la región.

En Colombia, los acuerdos de paz entre el M19 y el gobierno liberal de Virgilio Barco fueron la antesala para el descabezamiento de su máxima dirigencia y el genocidio contra la Unión Patriótica aún estaba en ascenso. En Perú el MRTA fue prácticamente desarticulado y el Sendero Luminoso recibió un golpe mortal con la captura de Abimael Guzmán.

Cuba fue debilitada, aunque no derrotada, por el período especial, provocado la caída del Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME) y por leyes nefastas de los estados unidos como la Enmienda Torricelli (1992) y la Ley Helms-Burton (1996).

Y México firmó el primer Tratado de Libre Comercio (TCLAN) con los Estados Unidos, inaugurando una nueva modalidad del imperialismo en el continente.

¿Una contrarrevolución sin sangre?

Las imágenes que vienen a la mente cuando uno piensa en el concepto de “período contrarrevolucionario” son imágenes sangrientas, de las fuerzas revolucionarias diezmadas en brutales y despiadadas masacres.

Sin embargo, las 90s nos enseñó que era posible que la clase dominante internacional y sus títeres locales inhabilitaran a las fuerzas revolucionarias del continente y provocaran su extremo debilitamiento y dispersión sin tanta sangre.Aunque las condiciones objetivas para la revolución se profundizaron con el neoliberalismo, las condiciones políticas y sociales para el ascenso de la lucha popular desaparecieron.

Llegó Chávez y mandó a parar

La toma de posesión de Chávez, su juramento frente al pueblo venezolano y sobre la “moribunda Constitución” marcó un giro y la primera derrota importante de la derecha en América Latina durante la década, a solo dos años del cambio de siglo.

La victoria de Chávez y del pueblo venezolano iluminó nuevos tiempos para las fuerzas populares del continente. Significó el fin del aislamiento casi total en que Cuba había sido arrinconado. Significó la construcción del segundo (después de Cuba) y más grande ejército de carácter antiimperialista en las Américas. Y sobre todo, significó un soplo de ánimo a todas las fuerzas antiimperialistas y anticapitalistas en el continente.

De ahí, comenzó un resurgimiento de gobiernos progresistas y de izquierda en el continente: Brasil, Bolivia, Ecuador y Argentina seguido por Uruguay, Nicaragua, El Salvador. Y esta correlación, unida a Cuba socialista, fue capaz de materializar la orientación de Chávez en una nueva integración política económica que derrotara el proyecto imperialista del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) cuando Chávez mandó “ALCA al carajo” y nació la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), por su insistencia y la de Fidel. Chávez fue autor de iniciativas integracionistas como la 5ta Internacional, rápidamente sustituida por la arquitectura política e institucional de la CELAC, que uniría los gobiernos del continente de manera solidaria y soberana frente a la OEA.

A diez años de la desaparición física del comandante Chávez, estamos agradecidos eternamente con él por su ejemplo inclaudicable, su palabra inconfundible y su inmensa solidaridad; todos estos, elementos imprescindibles para la recomposición de las fuerzas populares de América Latina al fin del Siglo XX. Desde donde esté, su sonrisa sigue iluminando nuestras luchas y cantamos con él “El Lunerito” para animar nuestra marcha inconclusa.

Elena Freedman, El Salvador

Dispatch from Kenya: Chávez, A decade later

His legacy inspired me to volunteer with the Bolívar Chávez Center in Kenya (CBCh-K) to advance anti-imperialist discourse in Kenya in support of Venezuela

On the 5th of March 2023, the world will mark the 10th anniversary of the passing of the Commander and Leader of the Bolivarian Revolution, Hugo Chávez. While Chávez may have left us physically, his spirit and influence live on, especially in the hearts and minds of countless Africans at home and in the diaspora. As a staunch supporter of African-Latin relations, Chávez admirably honored African art and culture, recognizing the critical role that Africa plays in the world’s history and future.

Chávez was a fierce critic of colonialism and imperialism and vehemently opposed the U.S. Hegemony that has severely harmed Africa. His anti-colonialism stance resonates deeply with Africans who are still grappling with the after-effects of colonialism, such as economic exploitation, cultural erosion, and political destabilization. Chavez’s critique of imperialism spoke directly to the aspirations of African people to reclaim their dignity, sovereignty, and self-determination.

In many African countries, Western countries, including the United States, continue to wield significant political and economic power, often to the detriment of the local populations. In Kenya, for instance, there are concerns that the country is being coerced into siding with the West against its will. 

The geopolitical realities of the region and the legacy of colonialism continue to influence Kenya’s political and economic relations with the West. Chavez recognized this reality and advocated for an alternative path that prioritized South-South cooperation, based on mutual respect and benefit, as opposed to the North-South exploitation that has historically characterized international relations.

Chávez’s legacy extends beyond his anti-colonialism and anti-imperialism stance. He was also a visionary leader who championed the cause of socialism. 

His socialist ideology inspired many Africans who are still fighting for similar ideals, such as equitable distribution of resources, access to education and healthcare, and fair labor practices. Chávez demonstrated that another world is possible, one that is not dominated by capitalism and neoliberalism but rather, is guided by the principles of solidarity, cooperation, and justice.

Chávez’s commitment to socialism was reflected in his policies, which prioritized the needs of the poor and marginalized. Under his leadership, Venezuela implemented a series of social programs that aimed to eradicate poverty, improve access to healthcare and education, and promote food security. These programs, such as the Bolivarian Missions, have had a significant impact on the lives of millions of Venezuelans and have inspired similar initiatives in other parts of the world including here in Africa.

His legacy inspired me to volunteer with the Bolívar Chávez Center in Kenya (CBCh-K) to advance anti-imperialist discourse in Kenya in support of Venezuela. A decade later, since the sowing of the commander and leader of the Bolivarian revolution, his values continue to guide the righteous fight against imperialism and  the pursuit of freedom and unity in both our continents.

Maureen Kasuku, activista del Movimiento Feminista y Antiimperialista de la República de Kenia

Hugo Chávez y el legado venezolano para la lucha por la soberanía de los pueblos

Hoy seguimos las enseñanzas de Chávez en busca de todo lo que nos fue robado, todo lo que fue abandonado y aniquilado: nuestra cultura, nuestras riquezas, nuestra fuerza, nuestra identidad

Venezuela es una referencia mundial en la resistencia antiimperialista y en la lucha por la soberanía de los pueblos. Los aportes de Simón Bolívar y Hugo Chávez sentaron las bases para la conciencia de clase y la hermandad entre los países colonizados y explotados en busca de la independencia, la cooperación entre países de Sur a Sur y la integración latinoamericana. La elección del comandante venezolano fue fundamental para poner fin al Pacto de Punto Fijo que dominaba el país y dar inicio al levantamiento izquierdista que contaminó a América Latina en reacción al neoliberalismo y la ofensiva capitalista que aplastó a los países considerados subordinados.

El cuestionamiento de Chávez al modelo neoliberal, marcado por profundas desigualdades sociales, y la audacia del comandante para posicionarse frente a Washington llevaron al fortalecimiento y reconocimiento del poder latino y, a través de ello, fue posible establecer el intercambio de saberes y metodologías que fueron y continúan siendo implementados en toda la región por países hermanos.

Actualmente, cuando se reflexiona sobre la lucha por la tierra, por el derecho a la alimentación saludable y por la garantía de los derechos básicos, algunas iniciativas en Brasil y Venezuela son similares. Esta relación se fortaleció luego de la visita del comandante venezolano, en 2005, a un asentamiento del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) ubicado en el municipio de Tapes, en Rio Grande do Sul, que hoy lleva su nombre. Al año siguiente, el Movimiento brasileño que lucha por la reforma agraria implantó la Brigada Apolônio de Carvalho en el país venezolano y sigue construyendo la Revolución Bolivariana en las áreas de producción agroecológica, soberanía alimentaria, producción de semillas, trabajo cooperativo y formación política.

Tales iniciativas demuestran cómo la lucha internacionalista y por la integración regional debe estar presente en las grandes ciudades, en la periferia, en el campo, en la selva, en cada río, camino y plantación. Es necesario que llueva en toda América Latina para que florezca un nuevo plantío de esperanza, como quiso señalar Hugo Chávez al citar el poema «Hace tiempo» de Leonel Ruiz. El arte como herramienta de construcción de conciencia siempre ha estado presente en los actos públicos y agendas políticas del comandante bolivariano. Hoy seguimos las enseñanzas de Chávez en busca de todo lo que nos fue robado, todo lo que fue abandonado y aniquilado: nuestra cultura, nuestras riquezas, nuestra fuerza, nuestra identidad. Ese futuro es posible y Hugo Rafael Chávez Frías nos ha demostrado que somos capaces de lograrlo

Martha Raquel Rodrigues, brasileña, 29 años, periodista y estudiante de maestría en Integración de la Latinoamerica en la Universidad de São Paulo (USP). Reportera de Jornalistas Livres y comunicadora del Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST).

Por siempre Chávez

Antes de partir físicamente, Chávez nos encomendó la tarea de seguir forjando unidad y más unidad ante un enemigo imperialista que no cesa en su proyecto de dominación

No faltarán los que traten de aprovechar coyunturas difíciles para mantener ese empeño de la restauración del capitalismo, del neoliberalismo, para acabar con la Patria. No, no podrán; ante esta circunstancia de nuevas dificultades, del tamaño que fueren, la respuesta de todas y de todos los patriotas, los revolucionarios -los que sentimos a la Patria hasta en las vísceras, como diría Augusto Mijares- es unidad, lucha, batalla y victoria”.

Hugo Chávez Frías

Al cumplirse diez años del paso a la inmortalidad del Comandante Eterno, se hace inevitable repasar su legado, ese que se multiplica día a día en los pueblos del mundo que sueñan, anhelan y luchan por su liberación. Antes de partir físicamente, Chávez nos encomendó la tarea de seguir forjando unidad y más unidad ante un enemigo imperialista que no cesa en su proyecto de dominación.

Cuando Chávez apareció en la historia, reavivó la llama revolucionaria existente en los pueblos del mundo que luchan contra la opresión y el saqueo imperial. Sus enérgicos discursos y su práctica revolucionaria trascendieron las fronteras de la Venezuela bolivariana y de Nuestra Patria Grande para convertirlo en un faro a nivel global, llegando a todos los rincones para convertirse en un ejemplo de lucha revolucionaria en defensa de la humanidad y de nuestra casa común.

El Comandante sembró la esperanza, las ansias de transformar todo lo que deba ser transformado; las de tirar abajo los muros que levanta el enemigo y las de romper las cadenas que nos oprimen y provocan el sufrimiento de millones para que unos pocos se enriquezcan. Anhelos que continúan intactos en el heroico y bravo pueblo bolivariano que junto con el compañero/camarada Nicolás Maduro Moros sigue batallando contra las agresiones gringas y de sus aliados.

Creyeron que sin el Comandante la revolución moriría. No lo escucharon. Chávez ya no era ese compañero nacido en Barinas al que le gustaba el béisbol y que un día se alistó en el ejército. Chávez trascendió incluso su corporalidad y se convirtió en un pueblo, en muchos pueblos. “Tú también eres Chávez” gritó a los 4 vientos. Porque Chávez ya no era una persona, eran las ideas, los valores, la solidaridad, la hermandad, la unidad y la lucha. Chávez se convirtió en sinónimo de Revolución.

Hace poco tiempo escuchamos a la Jefa del Comando Sur de EEUU referirse a nuestros territorios y bienes comunes cómo si fuéramos su patio trasero, dejando en claro que no resignaron sus intereses de sometimiento y saqueo de nuestro continente. Chávez nos advirtió de la vorágine imperialista que sigue sumando crímenes cometidos contra la humanidad. Señaló la crueldad de este sistema capitalista que sólo reproduce miserias e injusticias. “¡Patria, socialismo o muerte!” sentenció para convocarnos a construir Patria ante un modelo que solo conduce a la extinción como especie. Pero también nos dejó una certeza al proclamar el ¡viviremos y venceremos! porque confiaba que este pueblo que lleva más de 500 años de batalla contra el coloniaje, está resuelto a ser libre.

Con esa convicción enterramos al ALCA para parir un nuevo tiempo nuestroamericano de solidaridad y hermandad entre pueblos, de integración regional para librarnos de la dependencia. Con esa determinación resistimos la revancha de la derecha reaccionaria que intenta restaurarse en el poder para avanzar con su depredación. La Revolución no solo es posible, sino que es necesaria para que triunfe la vida por sobre la muerte.

Así cómo el Comandante Eterno dedicó hasta su último suspiro en esta batalla, nosotras y nosotros juramos seguir la senda que nos marcó. Convencer y multiplicar, esa es la tarea hasta que todos los pueblos del mundo triunfen.

Chávez vive en nuestra lucha anticapitalista y antimperialista.

¡Por siempre Chávez! ¡Por siempre Revolución!

¡Aquí no se rinde nadie! ¡Venceremos!

Movimiento Patriótico Revolucionario Quebracho

«¡ALCA! ¡Al carajo!» Chávez voz de los pueblos

Con 14 años recién cumplidos era tan poco lo que comprendía como la fascinación que me producían aquellas frases que invitaban a defender lo propio

Corrían los últimos meses del año 2005, las paredes de la Provincia de Buenos Aires amanecían exhibiendo consignas en contra del ALCA. Con 14 años recién cumplidos era tan poco lo que comprendía como la fascinación que me producían aquellas frases que invitaban a defender lo propio; «Patria si, colonia no», «Fuera Bush de la Argentina» y unas cuantas más.

Aun hoy, 18 años después, puede verse desde el tren Sarmiento aquel mural imponente donde los hermanos indígenas levantan sus lanzas contra las tropas estadounidenses distinguidas con la sigla del leonino tratado de libre comercio.

La televisión no hablaba de otra cosa, Mar del Plata era un hervidero y la cumbre de las Américas compartía el protagonismo con una mucho más épica y popular.

Esos son mis primeros recuerdos del comandante Hugo Chávez, de traje en las reuniones con los jefes de estado y de chaqueta y camisa roja en el estadio mundialista.

Luego de la frivolidad de los 90’s y la posterior debacle en el nuevo milenio, donde la felonía con el norte y la hipocresía camuflada de corrección política eran moneda corriente, escuchamos a ese hombre gritar a viva voz; «¡ALCA! ¡Al carajo!» y nos marcó el rumbo a millones para siempre.

Daniel Devita, Doble D el rapero del pueblo, Argentina.