Investigador venezolano expone ante movimientos sociales africanos los retos de Venezuela de cara a las elecciones parlamentarias del 6D

El investigador y activista Diego Sequera, del medio digital Misión Verdad, habló sobre «democracia y elecciones» de cara a los próximos comicios parlamentarios en la República Bolivariana de Venezuela, durante un encuentro telemático promovido por el Centro Bolívar y Chávez de la Embajada de Venezuela en la República de Kenia, el Despacho del Viceministro para […]

El investigador y activista Diego Sequera, del medio digital Misión Verdad, habló sobre «democracia y elecciones» de cara a los próximos comicios parlamentarios en la República Bolivariana de Venezuela, durante un encuentro telemático promovido por el Centro Bolívar y Chávez de la Embajada de Venezuela en la República de Kenia, el Despacho del Viceministro para África del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores y el Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos.

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Centro Bolívar y Chávez organiza videoforo: Hablemos de democracia, elecciones parlamentarias Venezuela 2020

Con una amplia participación de jóvenes líderes de movimientos sociales de varios países de África, así como de otras regiones del mundo, se llevó a cabo el videoforo «Hablemos de democracia, elecciones parlamentarias Venezuela 2020».

Con una amplia participación de jóvenes líderes de movimientos sociales de varios países de África, así como de otras regiones del mundo, se llevó a cabo el videoforo «Hablemos de democracia, elecciones parlamentarias Venezuela 2020».

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Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos condena situación de violencia en Bogotá

El Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos se suma a las voces del mundo que hoy condenan enérgicamente la reciente situación de violencia en la ciudad de Bogotá, Colombia, que ha causado la muerte de más de 10 personas, debido a excesos policiales. El Instituto Simón Bolívar expresa su […]

El Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos se suma a las voces del mundo que hoy condenan enérgicamente la reciente situación de violencia en la ciudad de Bogotá, Colombia, que ha causado la muerte de más de 10 personas, debido a excesos policiales.

El Instituto Simón Bolívar expresa su solidaridad con las familias, organizaciones y movimientos políticos, sociales y culturales colombianos, que desde el inicio del año 2020, hasta agosto, han sufrido 47 masacres, 97 asesinatos de defensores y defensoras de derechos humanos. Según organizaciones reconocidas tanto en el ámbito internacional como en Colombia en la defensa los Derechos Humanos, en los dos últimos años se ha registrado el asesinato de 632 líderes y lideresas sociales e indígenas, así como el asesinato de 200 excombatientes en proceso de reincorporación después de la firma del Acuerdo de Paz en 2016, lo cual es preocupante.

Se exhorta a las autoridades colombianas a atender las denuncias que ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil vienen haciendo contra sectores de las fuerzas armadas, militares y policiales, y contra grupos armados irregulares como autores de estos crímenes. Por la paz de Colombia y, de toda la región, es impostergable la implementación integral de los términos del Acuerdo de Paz de 2016.

La paz será mi puerto, mi gloria, mi recompensa, mi esperanza, mi dicha y cuanto me es precioso en este mundo

Bolívar a Santander, 23 de junio de 1820.

Venezuela, Benín y Ghana debaten en foro telemático sobre geopolítica de la economía global

Este jueves se desarrolló exitosamente el foro telemático «Geopolítica de la economía global: Oportunidades para el nuevo comienzo post COVID-19 en los países del sur global».

Este jueves se desarrolló exitosamente el foro telemático «Geopolítica de la economía global: Oportunidades para el nuevo comienzo post COVID-19 en los países del sur global».

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Geopolítica de la economía global y oportunidades pos-COVID-19 son analizadas en foro telemático

Las oportunidades para un nuevo comienzo en los países después de la pandemia del COVID-19, la decadencia del capitalismo, así como la visión humanista e internacionalista compartida entre África y Venezuela fueron parte de los temas a tratar este jueves en el foro telemático “Geopolítica de la economía global: Oportunidades para un nuevo comienzo en […]

Las oportunidades para un nuevo comienzo en los países después de la pandemia del COVID-19, la decadencia del capitalismo, así como la visión humanista e internacionalista compartida entre África y Venezuela fueron parte de los temas a tratar este jueves en el foro telemático “Geopolítica de la economía global: Oportunidades para un nuevo comienzo en los países del sur global después de la pandemia COVID-19”.

La actividad, organizada en el marco de la reciente creación del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos, contó con la participación de Yuri Pimentel, Kwesi Pratt y Apollinaire Adjagbo.

Durante el encuentro, el viceministro para África del Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Yuri Pimentel, disertó -de manera sucinta- sobre el impacto generalizado que ha ocasionado la pandemia por el COVID-19, especialmente en la economía que, considera, sufre la peor recesión desde la Segunda Guerra Mundial.

De igual forma, hizo un balance de lo que ha sido el comportamiento oportuno –de contención- frente al COVID-19 de países como Venezuela, Cuba, y Rusia. También apuntó que la crisis sanitaria mundial no es un hecho aislado, sino más bien el fracaso del neoliberalismo y el carácter insostenible del capitalismo.

“El neoliberalismo enfrenta una gran crisis de ideas, muchas de sus debilidades han quedado al descubierto, pero insiste en reciclarse y guardarse”.

Sobre el accionar de los pueblos del sur, dijo que estos deben rechazar ese modelo que está en contra de la vida y de la humanidad, y hacer frente a ese egoísmo con solidaridad y con el proyecto bolivariano -de un mundo multicéntrico y pluripolar- que dejó el Comandante Hugo Chávez, como alternativa al sistema destructivo y salvaje del capitalismo.

“Frente al imperialismo proponemos el internacionalismo militante (…) Debemos avanzar hacia el fortalecimiento de los países del sur global”, sentenció el viceministro Pimentel al concluir su intervención.

En esa misma sintonía, el periodista ghanés, editor jefe del periódico Insight y director de Panafrica TV, Kwesi Pratt, agregó que era fundamental “fortalecer organizaciones como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), y el Movimiento de Países No Alineados (Mnoal) para que hagan frente al imperialismo, e inclusive a la misma Unión Africana (UA).

Exhortó además a solidarizarse con Cuba, Venezuela e Irán –países agredidos sistemáticamente y bloqueados por Estados Unidos-, apoyar a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) -y su derecho inalienable a la autodeterminación-, y a denunciar las continuas actividades expansionistas ilegales, violatorias del derecho internacional de Israel en el territorio palestino ocupado.

De igual forma, denunció que el modelo actual ha demostrado su incapacidad para preservar la vida y la de nuevas generaciones.

“Este sistema no es capaz de crear un mundo donde un niño no se vaya a la cama sin comer (…) es un sistema neoliberal que se está haciendo pedazos en nuestra narices”, agregó.

Durante la videoconferencia, el profesor universitario, Apollinaire Adjagbo, inició su intervención definiendo algunos conceptos básicos, entre esos, el de economía geopolítica, la cual es definida como “el espacio o arma que los Estados y las compañías transnacionales utilizan para alcanzar el predominio económico en los mercados globales».

Al mismo tiempo, habló sobre las consecuencias de la pandemia del COVID-19, las cuales, a su juicio, van más allá de los impactos económicos y ecológicos.

Dijo además, que los problemas que se han tenido para contener al COVID-19 se deben –en gran parte- a las dificultades de los Estados para entrar en las comunidades más vulnerables y a la inacción –de algunos gobiernos y de la comunidad internacional- frente a los conflictos armados y la violencia en algunos países.

El profesor Adjagbo continuó su intervención hablando sobre las perspectivas que se tienen para la recuperación económica en el mundo y especialmente en el continente africano luego de que pase la pandemia del COVID-19.

Cabe destacar, que al inicio de actividad telemática, Guillermo Barreto, representante del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos, realizó una balance de los estragos de la pandemia y compartió además algunas interrogantes que han surgido a partir de la pandemia.

“¿A qué tipo de normalidad queremos volver? ¿Es acaso el final del capitalismo? El capitalismo ha perdido su hegemonía, pero ¿es acaso ya la nueva normalidad? (…) Creo que esta videoconferencia debe servir para debatir eso, y para ver los retos de la nueva normalidad”, señaló, añadiendo que la crisis no solo se limita a los problemas de inseguridad alimentaria, sino también a la aplicación de las medidas coercitivas unilaterales por parte de Estados Unidos e inclusive al cambio climático.

De igual forma, habló sobre los cambios políticos y económicos que se están impulsando en el mundo a través de Rusia y China, esta última con la construcción de La Franja y la Ruta, y que hacen frente al modelo “civilizatorio” capitalista.

Carlos Ron: El Instituto Simón Bolívar es un espacio de encuentro y de articulación para la paz

El pasado 6 de septiembre, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro anunció la creación del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos. El Simón Bolívar tendrá como sede la cancillería venezolana y su objetivo será organizar la solidaridad con todas las luchas sociales.

El pasado 6 de septiembre, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro anunció la creación del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos. El Simón Bolívar tendrá como sede la cancillería venezolana y su objetivo será organizar la solidaridad con todas las luchas sociales.

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Laura Capote recoge el espíritu de la Carta de Jamaica de El Libertador 205 años

Durante el lanzamiento del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos, Laura Capote, en representación de ALBA Movimientos, reflexiona sobre la continuación del proyecto bolivariano

Hola, compañeras y compañeros, les enviamos un saludo desde ALBA Movimientos, desde la Asamblea Internacional de los Pueblos y por supuesto desde el pueblo colombiano.

Es un honor para mí hacer parte del lanzamiento del Instituto Simón Bolívar para la paz y la solidaridad entre los pueblos, una iniciativa que recibimos con mucha alegría y que recibimos con gran satisfacción, de saber que ahora nuevamente en nuestro continente van a haber más y más articulaciones, institutos, iniciativas pensando la solidaridad y la paz entre los pueblos, algo que más que nunca necesitamos en América Latina y el Caribe.

ALBA Movimiento es una articulación continental de movimientos sociales, la Asamblea Internacional de los Pueblos como dije anteriormente y por supuesto el pueblo colombiano nos unificamos y cerramos filas alrededor de la defensa de la Revolución Bolivariana y también por supuesto de las iniciativas de solidaridad que surgen desde allí. Por eso, recibimos el lanzamiento del Instituto Simón Bolívar con mucha alegría y además nos alegra enormemente que nos hayan invitado a ser parte de esta celebración, así que muchísimas gracias a todas y todos quienes organizaron este evento y por supuesto una felicitación para el pueblo venezolano por continuar siendo ese faro y ser aquellos que llevan la delantera en nuestra región en materia de solidaridad, unidad e integración latinoamericana.

Desde ALBA movimientos, cuando nos dijeron que hay que hablar y felicitar al Instituto Simón Bolívar, dijimos que tanto decir del libertador y que tanto decir también desde la posibilidad que tengo yo de representar de alguna manera al pueblo colombiano y también a las mujeres y jóvenes de nuestro continente, que aquellos y aquellas que tienen el poder de los medios hegemónicos, parece que nos mostraran que todo el mundo, que todo el pueblo colombiano, o toda la juventud rechaza estas iniciativas y para nada es así, me atrevo a decir con seguridad, certeza y mucho orgullo que muchas y muchos jóvenes, mujeres y también personas que hacemos parte del pueblo colombiano, que abrazamos a la revolución Bolivariana, que seguimos el legado del Comandante Chávez, de Simón Bolívar y que por supuesto, llevamos la solidaridad con nuestros hermanos mellizos como un principio ético en la vida. así que, en este sentido, nosotros y nosotras pensábamos, bueno que tanto decir, que tantas cosas que se pueden hablar del libertador, desde la hermandad colombo-venezolana podemos hablar no, y la primera que nos llegaba a la cabeza era el nombre, por que llamar Simón Bolívar no, y la verdad que Simón Bolívar es el nombre de la unidad latinoamericana, es el nombre que lleva este proyecto de unidad e integración regional. ¿Que otro nombre puede llevar un instituto que busca servir como plataforma de solidaridad entre los pueblos si no es el de Simón Bolívar? Ese es el nombre de la epopeya emancipadora, anticolonialista y revolucionaria de nuestros antepasados. La unidad continental de América Latina y el Caribe, pero también ese ejemplo para los demás continentes, lleva el nombre del libertador, porque la verdad no hay otra forma de pensar un proyecto continental sin remitirse de alguna u otra manera, al pensamiento antiimperialista de Simón Bolívar, es algo que muchas veces no se rescata en la historiografía y es que Simón Bolívar fue ese primer gran antiimperialista, Simón Bolívar fue ese primer visionario de la necesidad de la emancipación de América Latina y el Caribe, tanto de la corona española como de diferentes otras posibilidades de dominación que hubiéramos podido tener no, él decía que la estrategia debe ser la unidad para conseguir la independencia, pero ojo, no hasta ahí, ese no era el punto final, era conseguir la independencia para a partir de ahí consolidar y construir un proyecto democrático, popular y revolucionario para nuestro continente. una tarea que nosotras y nosotros tenemos el deber enorme de seguir y continuar. como decía, como llamar entonces a un instituto de solidaridad y paz entre los pueblos sino es con el nombre del libertador, aquel que nos vio nacer, que nos tuvo en su cabeza y en su corazón antes de nacer y que hoy nos da la posibilidad de ser países independientes. en ALBA movimientos y en la Asamblea Internacional, tenemos la oportunidad de conocer la realidad de esos países que no han podido conseguir esa independencia. no por falta de voluntad por supuesto, sino por diferentes condiciones concretas materiales, que no han permitido que eso sea posible, pero hoy nosotros miramos hacia atrás y sabemos y entendemos lo gigante que era el pensamiento de Simón Bolívar al entender la necesidad de la independencia, por lo menos de esa primera. A nosotros nos queda la tarea de la segunda y definitiva, pero cuando vemos lo doloroso y cruel que es el sistema colonial todavía hoy en pleno siglo XXI, 2020, contra aquellos pueblos que aún son colonia, nos damos cuenta de lo importante que fue esa primera independencia, sobre todo para aquellos que dicen que eso no fue nada, que eso no significo ningún esfuerzo, para nada, todo lo contrario. Hacer además el lanzamiento del Instituto Simón Bolívar un 6 de septiembre, un día como hoy, es ya de por si una declaración política. este mismo día hoy hace 205 años en 1815 en Jamaica, Simón Bolívar escribió su conocida Carta de Jamaica, o esa contestación de un americano meridional a un caballero de esta isla, como es el nombre que le puso en su momento, donde expone cuál era su ideario continental. Es la carta para conocer el pensamiento bolivariano, para conocer cuál era ese proyecto que Simón Bolívar nos tenía preparado para todas y todos los latinoamericanos y caribeños, que era principalmente, por un lado, el desprecio por el sistema colonial, la crítica profunda al sistema colonial como aun sistema desigual, como un sistema injusto, como un sistema que no tenía en cuenta ni tenía presente las necesidades ni los derechos que aquellas y aquellos que viven en las colonias. Y, por otro lado, lo vencido que era el sistema colonial en sí mismo, lo poco actual, lo imposible que era en sí mismo la continuación del sistema colonial. prácticamente Simón Bolívar decía es inminente la independencia, porque no puede haber en realidad más una colonia del tamaño de nuestro continente. Vieron que Simón Bolívar sonaba, decía América Latina va a ser grande, conocida por su grandeza, pero no por su grandeza física o geográfica, por la fauna y la flora que nos caracteriza, además, sino por la grandeza de sus ideas, de su soberanía y por supuesto de la independencia, esto lo decía hace 200 años y sigue siendo tan vigente como si lo estuviese diciendo en el 2020.

además de algo fundamental, el reconocimiento de nuestro continente mestizo, pero ese reconocimiento, como una potencialidad política. La América Latina y el Caribe mestiza como la potencialidad política de la diversidad, de la posibilidad de tener diferentes pensamientos, diferentes posturas, pero en un mismo horizonte que era justamente esa independencia, esa segunda y definitiva independencia. En el caso del pueblo colombiano, que es de donde yo soy y que también nos parece muy hermoso poder compartir el nacimiento del instituto Simón Bolívar, paradójicamente estamos compartiendo el nacimiento de un instituto que tiene el nombre de nuestro padre, de aquel que nos pasó y nos hizo realidad. En Colombia lastimosamente hay una oligarquía santanderista, de aquel traidor del proyecto de Simón Bolívar, del proyecto emancipador de Simón Bolívar, una oligarquía sigue estando desde la traición al proyecto bolivariano, que sigue estando desde hace 200 años y no ha tenido nunca un recambio. Esa tradición oligárquica, santanderista, se encargó y se ha encargado hasta el día de hoy permanentemente de borrar, eliminar, cualquier rasgo revolucionario, emancipador, profundamente estratégico en materia de emancipación continental que tenía Simón Bolívar. A nosotros y nosotras, cuando éramos niños y niñas en la escuela, nos decían que Simón Bolívar era un nombre para aprenderse para pasar el examen en la primaria, que era uno más de los mil nombres difíciles que nos hacen aprender y que no nos gustaba y nos parecen difíciles y que con el tiempo se fue convirtiendo, en el tiempo que estuvimos en la escuela, en un nombre que a duras penas recordábamos, pero gracias al gigante Comandante Hugo Chávez, el pueblo colombiano pudo volver a recordar esa impronta profundamente revolucionaria que tenía Simón Bolívar, hasta el punto de convertirlo en una mala palabra, en decir que los bolivarianos y las bolivarianas en Colombia, somos malas personas, no les gusta escucharnos, ni decir que somos bolivarianos, ni que significa, bueno ese significado nos lo dio el Comandante Chávez, gracias a esa impronta que le dio a la revolución en Venezuela.

Y ese Bolívar es justamente el Bolívar que vivía en Colombia no, porque también ese Bolívar que discursivamente nos trae el comandante, que lo posiciona en la escena pública de América Latina pero que vivía permanentemente, efervescente en la sangre del pueblo colombiano, obviamente no de la oligarquía santanderista, del pueblo de la vereda, del municipio más pequeño que sonaba con una soberanía, que sonaba con la tierra, que sonaba con los alimentos, que era profundamente campesino, que sigue siéndolo, y que además de ahí ejercen y energía miles de organizaciones sociales y políticas que hasta el día de hoy, siguen teniendo a Bolívar como una de sus principales banderas no, ese Bolívar es el que la oligarquía colombiana no le perdona a la Venezuela Bolivariana, ese recuerdo del Bolívar emancipador y el proyecto revolucionario que tenía Bolívar después de haber logrado la independencia, es el que la oligarquía colombiana no le perdona a Venezuela, es por eso que en realidad, en el fondo que hay tanto ataque por parte de la oligarquía colombiana al proyecto bolivariano, porque no logran entender esta pasión libertadora, emancipadora que despierta el pensamiento bolivariano y que se hizo practica en la revolución bolivariana no, eso le debemos nosotros y nosotras al Comandante Chávez.

Por eso hoy la tarea urgente es defender la revolución Bolivariana, por qué? porque la revolución Bolivariana es una muestra más, un ejemplo más de la vigencia del pensamiento bolivariano y de la necesidad de continuar ese proyecto inconcluso y vigente que dejo el libertador para nuestro continente, que más vigente del pensamiento bolivariano hoy que el ejemplo de entender el asedio imperialista contra la República Bolivariana de Venezuela, es una vez más el imperio no soportando que hay un país de nuestro continente que decide ser soberano y seguir el camino de Simón Bolívar y decirlo no a ninguna colonia ni a ningún imperio, es justamente esa la razón por la que el imperialismo no cesa en su persecución y en su asedio al pueblo venezolano.

Como nosotros y nosotras sabemos, es fundamental también la unidad. la unidad no solamente de nuestras organizaciones al interior de los países, sino la unidad continental esa tarea, pero por supuesto, una de las unidades más importante que hace falta en nuestro país, es la unidad del pueblo venezolano y colombiano, como esos hermanos mellizos que nacieron juntos del corazón y la cabeza del libertador, con los mismos colores, con la misma bandera, que hablan muy parecido, comen arepa y bailan joropo en los llanos, esa hermandad, esa unidad de esos pueblos, es tan potencialmente transformadora y revolucionaria, que se tenga la burguesía si llega a suceder y es justamente a lo que nosotros y nosotras apostamos en los movimientos sociales en Colombia, abrazar la revolución Bolivariana para hacer del pensamiento de Bolívar acción, algo que nos enseno el Comandante Chávez, que Bolívar deje de ser un nombre para convertirse en un verbo.

en ese marco hoy nosotros en América Latina y el Caribe, desde ALBA movimientos, también en diferentes continentes de este planeta tan adolorido y tan lastimado por el sistema capitalista, le decimos no a la guerra, no al asedio, no al bloqueo en nuestra hermana República Bolivariana de Venezuela y por supuesto en nombre del pueblo colombiano, en mi nombre con toda la humildad, les garantizo que no vamos a permitir bajo ninguna circunstancia, ni que nuestro territorio, ni que nuestros recursos económicos, naturales, intelectuales, humanos, sean usados para hacer la guerra en un país vecino, para atacar a nuestro hermano, no es posible que hayamos nacido juntos abrazados y los poderosos nos condenen a odiarnos, eso no tiene ninguna posibilidad, y es justamente lo que nos recuerda el lanzamiento de este instituto con el nombre de Simón Bolívar, es un regano, es una llamada de atención para decirnos ojo que ustedes han nacido del corazón del mismo libertador.

no cuentan con nosotros para guerras, al contrario con el pueblo colombiano y con la articulación de ALBA movimientos y con la Asamblea Internacional de los Pueblos cuentan para la PAZ siempre, para la vida siempre, para un proyecto emancipatorio siempre, para trasnocharnos y pasar de largo pensándonos proyectos continentales así como aquella noche hicieron en Cuba Fidel y Chávez cuando pensaron la idea de ALBA movimientos y que el nombre ALBA se le ocurrió al Comandante Chávez cuando vio el alba del día iniciar, eso es para lo que nosotros y nosotras estamos.

así que, así como Bolívar aseguro hace 205 años hoy 1815, que la unidad continental no tenía marcha atrás, nosotras y nosotros hoy decimos exactamente lo mismo, nosotros y nosotras siguiendo sus palabras como el decía no vamos a dar descanso a nuestra alma ni reposo a nuestro brazo hasta no ver rota las cadenas que oprimen a nuestros pueblos, y hasta no haber construido esa segunda y definitiva independencia en nuestro continente. Este instituto, es ejemplo de Bolívar en su acción, a pesar de la muerte, las invasiones, de los bloqueos, de los golpes de Estado que siguen sucediendo en nuestro continente como vimos el año pasado en Bolivia y como lastimosamente recordamos en este mes de septiembre aquel golpe en Chile, a pesar de todo ello, nuestra respuesta siempre va a ser la vida, siempre va a ser la paz, la solidaridad y la hermandad entre pueblos que somos hermanos, lo que Bolívar dejo sin hacer, sin hacer esta hasta hoy, porque Bolívar tiene que hacer en América todavía, decía el pensador poeta, periodista y héroe de la independencia cubana José Martí.

Cuenten con nosotros para la paz, para la solidaridad en el instituto Simón Bolívar, no porque queremos sino porque es nuestro deber y responsabilidad. VENCEREMOS

Mireille Fanon-Méndes llama a continuar la obra de Bolívar por la libertad y justicia social

Mireille Fanon-Méndes señala la vigencia de la obra de Bolívar y la necesidad de continuarla, ante las injusticias del capitalismo

Gracias por invitarme a hablar en el lanzamiento oficial del Instituto Simón Bolívar en Caracas.

Es un honor y un placer para la Fundación Frantz Fanon participar en este evento. Esta decisión tiene perfecto sentido en América del Sur; ¿No es Simón Bolívar el fundador de las repúblicas bolivarianas y el iniciador de la emancipación del «Nuevo Mundo» creado por la colonización europea? Desde su muerte, Bolívar ha sido universalmente apreciado por su gesto liberador continental, por su adhesión a los valores del liberalismo político y por el carácter heroico y trágico de su epopeya.

Si Bolívar es apreciado universalmente, es también porque fue traicionado. Durante su vida, por supuesto, pero especialmente después de su muerte. Congelado en una representación, entre otros en estatuas, en unas cuantas citas, muchos querían, encerrándolo en un panteón, destacarlo de la historia. Las repúblicas fruto de su gesto liberador y sus líderes han traicionado muy a menudo, con demasiada frecuencia, la vocación bolivariana de unión y construcción de un mundo nuevo liberado de las cadenas de la esclavitud, la tiranía y la ignorancia. Si Bolívar inauguró el nacimiento de un mundo nuevo, este mundo nuevo no ha terminado de nacer. Un país, un continente, un mundo no puede ser libre y mantenerse bajo el yugo de la violencia colonial. Aunque Bolívar abogó por la abolición de la esclavitud, pasarán décadas para que la abolición sea definitiva; hasta hoy, las desigualdades raciales y de clase estructuran las sociedades latinoamericanas y europeas poscoloniales. Desde el comienzo de la era de la esclavitud, la humanidad ha adoptado políticas mortíferas. Tenemos que darnos cuenta de que todavía no hemos salido de ellas. Basta recordar que en el contexto de la pandemia de coronavirus, ciertos países están sujetos a sanciones económicas, incluidos Irán, Cuba y Venezuela, y territorios, incluida Gaza, bajo bloqueos; es una práctica que muestra un «debilitamiento del derecho y las instituciones internacionales» y constituye un acto delictivo. Es un acto de violencia que emana, la mayoría de las veces, de un Estado hegemónico que castiga a un Estado débil. No se trata de justicia, sino de la expresión de un equilibrio de poder a favor del Estado dominante que viola su obligación internacional al contradecir la legalidad internacional porque, de facto, el embargo o los bloqueos no cumplen con la Carta o con Misiones de las Naciones Unidas.

Pero, ¿de dónde viene esta dominación? Fue a partir de la gran Catástrofe ocurrida a partir de 1492 que se refrendó la política racial como medio para dividir a la humanidad, lo que constituye un crimen de lesa humanidad, contra los negros, contra los pueblos indígenas de América del Sur y del Norte. Contra esto se pronunció Simón Bolívar, porque los colonizadores solo confirmaban su posición de dominación; más precisamente, el hecho de que se hayan concedido funciones de dominación sobre cuerpos que se cuidan de mantener por todos los medios posibles. Sin embargo, nada les autorizó, y todavía no los autoriza, a considerarse superiores; sólo su aprehensión/concepción del mundo y de la relación que habían desarrollado a partir de su autoproclamación como seres superiores a partir de su percepción eurocentrista, basada en la Modernidad, les permitió declararse por encima de todos los demás. Cuando hablamos de esclavitud, estamos hablando de deshumanización, negación del derecho a la vida, pérdida de identidad en nombre de la supuesta supremacía blanca. Estamos hablando de un cuerpo que ya no pertenece a quien lo habita y lo vive, que no es sólo propiedad del amo sino una mercancía «un bien mueble». Incluso después de las aboliciones, esta relación con el otro nunca ha dejado de estar atravesada por la indignidad que llevan los partidarios de la ideología basada en el racismo estructural. El «cierre» de la secuencia de la esclavitud, porque las ganancias esperadas ya no proporcionaban lo que esperaban los estados y los esclavistas, abrió las puertas a la colonización, una continuación lógica del mismo sistema. Este sistema aún persiste por la ocupación progresiva de África, por el saqueo permanente de los recursos naturales y por la ocupación ilegal. Para concluir, si queremos poner fin al racismo estructural y sistémico como afirman muchos gobernantes o jefes de instituciones internacionales, tendrán que aceptar seriamente cuestionar las estructuras de la globalización y el capitalismo a la luz de la raza y la clase, especialmente desde la crisis financiera de 2008, entendemos que el capitalismo no es víctima de una crisis momentánea sino de una contradicción interna que lo lleva a su colapso inexorable. Podemos legítimamente preguntarnos si esta contradicción no se basa en el deseo de dejar a millones de personas en la zona del No-Ser y particularmente porque quienes ocupan las funciones de dominación querían probar, mediante la violencia y la barbarie, que eran los únicos beneficiándose de las ganancias del capital? Es por esto que si queremos cambiar las políticas mortíferas que vinculan a los Estados y de los cuales los pueblos son las mayores víctimas, y entre ellos debemos enfatizar que los africanos, afrodescendientes e indígenas son los más afectados, es fundamental entender que la fundación del racismo está ligada a la del capitalismo y la globalización. Si queremos cambiar este paradigma mortal de dominación imperialista y hegemónica, debemos pasar por el proceso de reparaciones legales, políticas y colectivas. No se trata solo de reparar los crímenes de asesinato, robo, violación y saqueo, se trata esencialmente de reparar el crimen cometido contra el ser humano y por lo tanto contra la humanidad. Ya es hora de que nuestro mundo pase por esto, especialmente en un momento en que el capitalismo está luchando en sacudidas de extrema violencia para no entregar el fantasma y evitar que sus apasionados defensores conduzcan a la humanidad hacia el caos. No tenemos otra opción. Es nuestra responsabilidad. Este trabajo queda por hacer; los proyectos de emancipación política humana más allá de la liberación de los pueblos quedan por conquistar, así como queda por hacer el de emancipación del yugo colonial de los países anteriormente colonizados. Es por esto que el verdadero Bolívar, el evocado por Hugo Chávez, es también un proyecto, una lucha permanente, y no puede encerrarse en una epopeya del pasado ni reducirse a una estación de metro como es el caso de París. El cambio del paradigma de dominación es/tiene que ser nuestro proyecto descolonial inconcluso en el que las reparaciones políticas y jurídicas son parte integral. Podríamos tomar en cuenta las palabras de Bolívar pronunciadas en Roma, en agosto de 1805: “Juro por mi honor que no daré descanso a mi brazo, ni respiro a mi alma, hasta que no haya roto las cadenas que nos oprimen por la voluntad del poder español». Tenemos que afirmar con él que no descansaremos mientras el imperialismo y la hegemonía eurocéntrica extiendan sus políticas mortíferas sobre los pueblos y mientras las funciones de dominación sean ejercidas por quienes se las han atribuido porque están convencidos de su supremacía. Reparaciones solidarias ahora Nou ka lité, Pa nou plyé

Mireille Fanon-Mendès-France

Vijay Prashad exalta el papel del pensamiento en la lucha revolucionaria

Vijay Prashad, director Ejecutivo del Instituto Tricontinental de Investigación Social, interviene en el lanzamiento del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos

Estimados amigos y amigas:

Mi nombre es Vijay Prashad, el director de Tricontinental: Instituto para la Investigación Social. Me complace mucho estar con ustedes hoy – el pueblo de Venezuela – en el lanzamiento del Instituto Simón Bolívar.

Estos son tiempos muy difíciles, con la pandemia aumentando el sufrimiento sobre los pueblos del mundo por el sistema capitalista de trabajo social y lucro privado; esta pandemia no ha disminuido la velocidad del intento por parte de las fuerzas imperialistas de aplastar el espíritu de la humanidad, una instancia de las cuales son las sanciones – para ser más precisos, el bloqueo – contra Venezuela y Cuba. Actualmente, la mitad de la población mundial sufre de hambre. Las Naciones Unidas estiman que para la segunda mitad de 2020, existe la posibilidad de que 6.000 niños mueran cada día como resultado del colapso de los sistemas de salud y alimentación. Esta es una catástrofe de proporciones inmensas.

Y sin embargo, mientras la humanidad tiembla, el bloque imperialista intensifica sus bloqueos y hace sonar sus espadas contra China. Esta pandemia – que muestra el fracaso del sistema capitalista – debería haber sido un tiempo para reflexión seria; por el contrario, está siendo usada por el bloque antiimperialista para avanzar con su agenda espantosa para subordinar a su voluntad a los pueblos del planeta.

Nuestras luchas son muchas, pero como aprendimos de Lenin – sin teoría revolucionaria no puede haber práctica revolucionaria. Una de las tareas de nuestro tiempo construir una teoría revolucionaria que identifique la estructura del imperialismo y que entienda adecuadamente nuestra coyuntura. Este es el trabajo que hemos estado haciendo en Tricontinental: Instituto para la Investigación Social y que esperamos trabajara junto con nuestros colegas en el Instituto Simón Bolívar – en particular su presidente Carlos Ron – para afinar nuestra comprensión de la estructura y de la coyuntura. Tal estudio no es un lujo; es una necesidad revolucionaria.

Que hayan nombrado al instituto con el nombre de Simón Bolívar es un homenaje no solo al Libertador y a las luchas por la libertad en Nuestra América; es igualmente una declaración sobre la larga lucha que la humanidad ha librado desde principios del siglo XIX entre las fuerzas del imperialismo y las fuerzas de la humanidad.

El imperialismo no es otra cosa que la clase capitalista buscando mantener el viejo orden colonial a su favor y que busca mantener los salarios en el cinturón tropical por debajo de los niveles humanos; El imperialismo, que se ha transformado con el tiempo, conserva sin embargo este papel estructural de dominación.

En el otro lado, desde los primeros días, se pararon los rebeldes en Haití liderados por Touissant l’Overture, se pararon el ejército de liberación de América del Sur dirigido por Simón Bolívar, se pararon los rebeldes de Brasil en sus quilombos, se pararon los Boxer de China, se pararon los soldados y campesinos de la India durante el levantamiento de 1857, se enfrentaron a los combatientes de la rebelión de Maji Maji en África Oriental y la rebelión Herero en África Sudoccidental, y tantos otros. Este es el lado de la humanidad, el lado de las personas que están en contra de la destrucción de la vida en aras del beneficio de unos pocos; este lado de la humanidad ha luchado por la soberanía sobre los recursos y sobre la vida. Estas rebeliones nos recuerdan lo que ha estado en juego durante doscientos años: la existencia misma de la vida, la existencia misma de la idea humana de libertad.

A lo largo de estos dos siglos, el lado de la humanidad ha tenido muchas victorias: la Revolución rusa de 1917, la Revolución vietnamita de 1945, la Revolución coreana de 1948, la Revolución china de 1949, la Revolución cubana de 1959, la Revolución yemení de 1970, las revoluciones angoleña, mozambiqueña y caboverdiana en 1974, la revolución afgana de 1978, las revoluciones nicaragüense y granadina de 1979, la revolución burkinabe de 1983 y, más cerca de nuestra época, por supuesto, la elección de Hugo Chávez en 1998 y el inicio del proceso revolucionario bolivariano. Hemos tenido nuestras victorias, pero también nuestras derrotas. Pero la derrota no es el resultado final. Como escribió el marxista libanés Mahdi Amel, «mientras resistas, no has sido derrotado». Seguimos avanzando en nuestras luchas, que son parte de una larga historia de lucha entre el imperialismo y la humanidad.

Hoy nos enfrentamos a un desconcertante conjunto de desafíos, dilemas de la humanidad que son muchos y cada uno aparentemente abrumador. Hay hambre, por supuesto, una plaga terrible en nuestras almas. Hay desempleo y desamparo, analfabetismo y enfermedad. Y luego está la indignidad: jerarquías de raza y género, casta y capacidad. Los seres humanos anhelan superar cada uno de estos desafíos.

El primer paso es tener claridad sobre estas cosas, y aquí es donde entran los institutos de investigación como el Instituto Simón Bolívar, para estudiar cuidadosamente cada uno de nuestros dilemas de la humanidad y desarrollar una comprensión lúcida sobre ellos. Por ejemplo, sabemos que el hambre es un problema inmediato. Sabemos que el planeta produce suficientes alimentos para la humanidad. Sabemos que se desperdicia o se pierde un billón de dólares en alimentos, suficiente para alimentar a 2 mil millones de personas. Sabemos que hay algunas razones por las que la gente no puede conseguir alimentos: primero, que no tienen dinero para comprar alimentos, y segundo, que la comercialización de la tierra ha significado que el crecimiento de cultivos comerciales ha convertido nuestra tierra en un artículo. del comercio en lugar del suelo que nos mantiene vivos. Nuestra investigación muestra que hay formas bastante razonables de producir soberanía alimentaria y solidaridad alimentaria, cultivar suficientes alimentos agroecológicos saludables para nuestra gente, asegurarnos de que nuestra gente pueda obtener estos alimentos y garantizar que los agricultores estén bien compensados ​​para producir lo que necesitamos y no lo que nos vemos obligados a cultivar; además, desarrollar cadenas regionales de suministro de alimentos en torno a plataformas como ALBA. Este es el tipo de investigación que se necesita para responder a la pregunta reveladora: ¿por qué la mitad de la población del mundo tiene hambre en este momento, en un momento en que podemos enviar cohetes al espacio?

Una vez más, en nombre de Tricontinental: Instituto de Investigaciones Sociales, felicitaciones por el lanzamiento del Instituto Simón Bolívar. Quiero dejarles un pequeño poema de una vieja película hindi llamada Mazdoor or Worker, una canción escrita por Hasan Kamal.

Hum mehnat-kash es duniya se jab apna hissa maangenge

Ek baagh nahin, ek khet nahin, hum saari duniya maangenge.

Cuando los trabajadores exijamos lo que nos corresponde del mundo

No solo un huerto, no solo un campo, estaremos exigiendo el mundo entero.

Personalidades de todo el mundo saludan instalación del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos

Políticos, artistas, intelectuales y activistas de movimientos sociales de la región y del mundo saludaron este domingo, vía videoconferencia, la instalación del Instituto Internacional Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos, a la vez que compartieron sus reflexiones sobre el momento de crisis sistémica del modelo capitalista en el que nace […]

Políticos, artistas, intelectuales y activistas de movimientos sociales de la región y del mundo saludaron este domingo, vía videoconferencia, la instalación del Instituto Internacional Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos, a la vez que compartieron sus reflexiones sobre el momento de crisis sistémica del modelo capitalista en el que nace la fundación adscrita a la Cancillería venezolana.

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Primer Manifiesto por la paz y la Solidaridad con Venezuela

La pandemia del Covid-19 ha demostrado que el modelo de sociedad capitalista sustentado en valores individualistas y que tiene como meta única la acumulación de riquezas, no es capaz de defender a la humanidad, garantizar derechos fundamentales ni resguardar la vida en el planeta. Ante este fracaso, el modelo utiliza la violencia para mantener su […]

La pandemia del Covid-19 ha demostrado que el modelo de sociedad capitalista sustentado en valores individualistas y que tiene como meta única la acumulación de riquezas, no es capaz de defender a la humanidad, garantizar derechos fundamentales ni resguardar la vida en el planeta. Ante este fracaso, el modelo utiliza la violencia para mantener su hegemonía, arremete contra la clase trabajadora que busca construir un modelo alternativo e intenta apropiarse de los recursos naturales de los pueblos.

En América Latina, uno de los ejemplos más claros de esta renovada agresión es la política del gobierno de los Estados Unidos hacia Venezuela. Siendo el país más afectado por la pandemia en todo el mundo, ha decido más bien enfocar esfuerzos en derrocar el gobierno de Venezuela y exacerbar la política ilegal de amenazas, bloqueos e intervenciones que afectan directamente al pueblo venezolano.

Invocando la anacrónica Doctrina Monroe, Estados Unidos pretende a través de medidas coercitivas unilaterales causar sufrimiento en pueblo venezolano para intervenir y colocar un gobierno títere que se subordine a sus intereses y desmantelar el proyecto social y económico que se ha venido construyendo en los últimos 21 años en Venezuela y que ha colocado al ser humano como prioridad.

Es por tal razón que hoy más que nunca, para combatir la estrategia de “máxima presión” contra Venezuela y lo que el Departamento de Estado califica como la “Doctrina Monroe 2.0”, ha sido oportuno que en Venezuela se haya enarbolado nuevamente el pensamiento y la acción de Simón Bolívar y que el proceso político y la nación que hoy llevan su nombre, también demuestren al mundo la vigencia de esta corriente histórica liberadora. El mundo necesita hoy el “equilibrio del universo” que defendía Simón Bolívar: el fin de políticas unilaterales de coerción y el trabajo colaborativo hacia la construcción de un nuevo mundo de solidaridad, cooperación, complementariedad y justicia social.

Canciller Arreaza da lectura al primer manifiesto de los pueblos por la paz y solidaridad con Venezuela

El ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, dio lectura este domingo al primer manifiesto de los pueblos por la paz y solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela, durante la clausura del acto de instalación del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos.

El ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Jorge Arreaza, dio lectura este domingo al primer manifiesto de los pueblos por la paz y solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela, durante la clausura del acto de instalación del Instituto Simón Bolívar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos.

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