ISB y Embajada de Turquía en Venezuela intercambiaron experiencias sobre el diálogo y la unidad de los pueblos contra los golpes de Estado

Desde 2016 la República de Turquía conmemora el Día de la Democracia y la Unidad Nacional para honrar a los mártires que dieron su vida en defensa de la Patria, tras el intento de golpe de Estado gestado por la Organización Terrorista Fethullah Gülen (FETO) la noche del 15 de julio de ese año. Las […]

Desde 2016 la República de Turquía conmemora el Día de la Democracia y la Unidad Nacional para honrar a los mártires que dieron su vida en defensa de la Patria, tras el intento de golpe de Estado gestado por la Organización Terrorista Fethullah Gülen (FETO) la noche del 15 de julio de ese año.

Las víctimas fatales de estos sucesos contabilizaron 251 personas. Aquella noche oscura fue liderada por Fetullah Gülen cabecilla de esta organización clandestina que tiene redes en buena parte del mundo.

Feto se fundó en los años 70 como una supuesta ONG de corte educativo; sin embargo, su verdadero fin fue infiltrar las instituciones del estado turco a fin de potenciar su llegada al poder mediante estrategias violentas.

Este tipo de escenarios también se han desarrollado en países de América Latina y El Caribe; tal es el caso de la República Bolivariana de Venezuela, donde en abril del año 2002 se vivió un intento de golpe de estado, gestado por sectores de la derecha y la extrema derecha con apoyo de Estados Unidos.

Con el objetivo de conocer estas experiencias el Instituto Simón Bolivar para la Paz y la Solidaridad entre los Pueblos (ISB) desarrolló junto a la Embajada de Turquía una videoconferencia denominada “Diálogo por la Democracia y la Unidad”.

Este espacio contó con la participación del Oğuzhan Öçbe, jefe de la misión adjunto de la Embajada de Turquía en Venezuela; y a Carlos Ron, presidente del ISB.

Durante el conversatorio, Öçbe refirió que la democracia es de suma importancia para los pueblos, por eso en su país esta fecha sirve para “crear mas consciencia sobre las actividades de los grupos terroristas, como la organización terrorista FETO”, a fin de lograr su desarticulación dentro y fuera del país.

En paralelo, Ron precisó que en el caso venezolano la experiencia de defensa de la patria pasa por comprender la apertura democrática que se ha desarrollado en varios países desde el siglo XX.

No obstante, aseguró que los pueblos “cuando se sienten representados en ese sistema es que salen a la defensa del sistema democrático. En Venezuela sucedió así, teníamos un sistema que por muchos años no cumplía con las expectativas de la población, teníamos una especie de degradación del sistema bipartidista que fue el que originó la democracia en Venezuela pero que excluyó a mucho de la población”, precisó.

Ron recordó que a partir de 1999, con la llegada de la Revolución Bolivariana, el pueblo se convierte en protagonista de su propio modelo de democracia y de ahí la activación de los sectores golpistas en 2002 para romper con este ejercicio de las bases.

“Cuando los pueblos se identifican con su sistema democrático salen en defensa, salen a la calle, a defenderlo, incluso a riesgo de su propia vida, porque saben que el futuro está en la defensa total de la democracia”, comentó.

En el caso de Turquía también la población se unificó en defensa de su soberanía. Como explicó el jefe de la misión adjunto de la Embajada turca pese a toda la infiltración de las células golpistas en las Fuerzas Armadas y demás entes del estado “ellos no sabían que el pueblo turco estaría ahí para defender la democracia, las instituciones democráticas (…) tenemos una democracia de casi cien años y es una democracia muy fuerte”.

Agregó que un punto importante para derrotar a los golpista fue la unidad entre las fuerzas sociales y políticas.

“La gente, incluso la oposición al gobierno, están unidas, por eso es el día de Unidad Nacional, porque la gente se unió contra practicas antidemocráticas de esta organización armada y terrorista”, sentenció Öçbe.

Ambos invitados consideraron fundamental el respeto a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos; así como el diálogo entre los actores que hacen parte de los procesos democráticos es prioritario para dirimir las diferencias, sin romper la institucionalidad, ni quebrantar la Constitución de los Estados.

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