La Dispendiosa campaña de Estados Unidos contra el Socialismo

EE. UU. no ha dejado de insistir en esta estrategia de derrotar el socialismo por todos los medios posibles y no ha dejado de usar para ello los recursos que sean necesarios

El 12 de noviembre 2020, pocos días después de cumplirse los 50 años de la llegada al gobierno en Chile por medio de una elección popular de Salvador Allende, primer presidente socialista electo de América Latina, el Archivo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América hace pública una serie de documentos que prueban lo que ya todos los pueblos del mundo sabían.

Esta nueva desclasificación se suma a muchas otras que, siendo parte de una política pública estadounidense, constituirían una especie de auto-confesiones de injerencia y otros delitos que EE. UU. ha cometido impunemente contra diferentes pueblos en varias épocas de los últimos 100 años y en forma alguna supone ni mea culpa, ni reparación ni existe temor de cualquier sanción. Sin embargo, esta aceptación de responsabilidad en la desestabilización y derrocamiento del gobierno de Salvador Allende tiene una excepcional relevancia en el contexto actual del acoso y hostigamiento que la Administración Trump ha tenido contra los gobiernos socialistas y progresistas de Cuba, Venezuela y Nicaragua, sin dejar de lado la persecución contra los regímenes de otros países en el mundo por el simple hecho de presentar un modelo que otros gobiernos puedan emular y constituye un alerta para las naciones que pretendan escoger vías alternativas o suponga, según la concepción de la Administración de turno en la Casa Blanca, una amenaza a su modelo de sistema económico y político.

“Si hay una forma de desbancar a Allende, mejor hazlo”

Richard Nixon

La ironía, o tal vez sutil amenaza, es que esta nueva desclasificación se da pocos días después del triunfo del Apruebo en el plebiscito de Chile que abre una posibilidad de retoma del Programa de la Unidad Popular 50 años después de su primera victoria y el fin del modelo pinochetista tras 44 años de vigencia.

Los gobiernos estadounidenses, hayan sido del Partido Republicano o del Partido Demócrata, han mantenido como una constante en su política exterior la estrategia de derrotar toda alternativa a la Democracia Representativa, el Libre Mercado y otros valores liberales concebidos en el modelo del consenso de Washington y que ha ido perfeccionando en los últimos años en todo mundo, y en especial en lo que considera su “Patio Trasero” y ahora como en la década de los 70 han contado con la connivencia de algunos gobiernos de la región: en la época de Allende los regímenes militares de Argentina y Brasil, y en la actualidad los del llamado Grupo de Lima.

La derrota a Allende simbolizaría la derrota del socialismo como modelo alternativo para los pueblos

La administración de Richard Nixon utilizó ingentes cantidades de recursos humanos, económicos y tecnológicos de Estados Unidos para derrotar el socialismo en Chile en operaciones encubiertas, liberación de recursos a estrategias opositoras que van desde financiamiento directo hasta entrega de recursos directos para demostrar la inviabilidad del socialismo.

Paradójicamente, en el caso chileno la estrategia utilizada fue inversa y en cuanto al financiamiento vía USAID (United States Agency for International Development, por sus siglas en inglés) los fondos “se redujeron a 15 millones de dólares en 1970 y durante todo el gobierno de la Unidad Popular no se otorgó más financiamiento a Chile.”

No obstante, EE. UU. no ha dejado de insistir en esta estrategia de derrotar el socialismo por todos los medios posibles y no ha dejado de usar para ello los recursos que sean necesarios. Si sumamos los millones de millones invertidos no solo desde la USAID sino también a través de la NED (National Endowment for Democracy, por sus siglas en inglés), en intentar derrocar lo que ellos clasifican como “Socialismo” desde 1960 a 2020 contra Cuba, Chile, Nicaragua, Venezuela, Bolivia, Brasil, Paraguay, sin incluir los fondos usados para evitar la llegada de programas de gobierno de centroizquierda o izquierda en las elecciones de varios países desde México, naciones de Centro hasta el Cono Sur de América, podríamos llegar a una primera conclusión y es que la estrategia para derrotar al socialismo podría estar costando más dinero y recursos de todo tipo de lo que costó a EEUU su participación en la Segunda Guerra Mundial, lo que tal vez ya puede catalogarse como la Campaña más dispendiosa para lograr la hegemonía de Imperio alguno.

La administración de la Casa Blanca cuenta con varios fondos a su disposición, los que usa abiertamente contra gobiernos progresistas o de izquierda, pero desde 1961 cuando fue creada, la USAID tiene la tarea de demostrar que el socialismo es un modelo fracasado. Para nuestros efectos, nos limitaremos a contabilizar aquellos recursos que se utilizan a través de la USAID y de NED, y en los casos de los cuatro países que hemos indicado (Cuba, Venezuela, Nicaragua y Chile)

En los últimos 10 años, solo a través de los fondos declarados por la USAID y por el NED, el Gobierno de EE. UU. ha gastado en la estrategia de socavar la Revolución Bolivariana y su modelo socialista más de 70 millones de dólares. Mientras que en el caso de Cuba (que además cuenta a través de la Ley Helms-Burton, con recursos específicos para que el Presidente de Estados Unidos sabotee al Gobierno cubano) los recursos destinados han sido de 65 millones.

El caso de Nicaragua, que ha sido abiertamente incluida en esta estrategia en los seis últimos años, «la NED ha gastado $ 4,1 millones en el país desde 2014″, para respaldar a 54 grupos y así tengan una mayor presencia en la política y «sentando las bases para la insurrección«. Otras fuentes indican que desde el 2018, además del NED, con la USAID junto a otras fuentes, el Gobierno de Donald Trump habría liberado 30 millones de dólares para la desestabilización en Nicaragua.

Donald Trump, ha sido el presidente de los Estados Unidos de América que de manera abierta y pública ha asumido la lucha contra el socialismo

Si Richard Nixon asumió la necesidad de derrotar al Gobierno de Salvador Allende en 1970 con el objetivo de evitar que su ejemplo marxista fuese tomado como ejemplo por otros países, Trump se erigió como el Cruzado contra el “Socialismo y el Comunismo” , su campaña que hoy se confirma derrotada logró que Joe Biden debiese posicionarse como el candidato que derrotó el Socialismo dentro del Partido Demócrata haciendo alusión a la candidatura de Bernie Sanders.

La campaña contra el socialismo, que no inició en 1970 ni en 1958, ha servido para que las distintas administraciones de Estados Unidos liberen recursos, sin casi ningún control, afectando las economías y sociedades de varios países con el afán de demostrar la inviabilidad de un modelo, por lo que cabría preguntarse ¿cuál sería la situación de estos estos países sin la intervención de las agencias estadounidenses de desestabilización (USAID, NED)? y ¿cuánto ha sido, en millones dólares, el costo de hacer ver que el Socialismo no es el modelo?.

USAID y NED son apenas dos formas institucionalizadas de combatir el modelo socialista, progresista o de izquierda, como se decida llamar en Washington. A estos debemos sumarle las acciones de bloqueo financiero, el saboteo económico a través de sus agentes del momento, el caso de robo de activos inaugurado en la Administración de Barack Obama y que alcanzó su máximo nivel con la expropiación de la empresa venezolana CITGO y la malversación de fondos de la Fundación Simón Bolívar para el financiamiento de los partidos del llamado G4, estrategia con la cual los gobiernos de estadounidense no necesitarían justificar ante sus congresistas y electores el uso de recursos del presupuesto nacional y de los impuestos de los ciudadnos en acciones de injerencia en políticas internas.

El uso de los fondos USAID y NED representan cifras irrisorias, si comparamos con otras formas indirectas, que cabrían ser enumeradas y estudiadas ya que el gobierno de Joe Biden, posicionado como quien derrotó el “socialismo” demócrata, abre nuevas posibilidades en esta Campaña anti Socialismo dentro del propio Estados Unidos en vista de la elección de candidatos al Congreso del Movimiento “Socialistas Democráticos de América” y con el modelo Trump fortalecido en un importante sector de la sociedad estadounidense.